Cuadernos de un aviador inquieto

AMAZINANTE EDICIONES

Fragmentos e historias

Rampant Rider - An A4 Skyhawk Pilot in Vietnam

En los últimos diez años he devorado decenas de libros de aviación. La mayoría de ellos autobiografías. La mayoría de ellos, americanos. Desde relatos de la Primera Guerra Mundial, pasando por la Segunda, Corea, Oriente Medio y Vietnam hasta llegar a la hoy conocida como Primera Guerra del Golfo. Hacía unos cuantos meses que no leía ninguno, pero hoy he retomado uno del que apenas había leído una decena de páginas: Rampant Rider - An A4 Skyhawk Pilot in Vietnam.

Lo que más me gusta de todos estos libros es el cúmulo de sensaciones que los pilotos transmiten. Todas esas sensaciones con las que yo soñaba de pequeño, y que luego, con el paso del tiempo, llegué a vivir (o por lo menos, algunas de ellas). A veces, más que el vuelo en si, lo que ansío es todo lo que le rodea, y la mayoría de estas autobiografías lo transmiten muy bien. Es básicamente lo que yo intento transmitir cuando saco algo de tiempo para escribir.

[...] Ese primer día en el que te acercas al avión, es inolvidable. Te diriges hacia él nervioso como un niño pequeño. Tímido, expectante. Vas a vivir la realización de un sueño, y quieres memorizar y recordar cada detalle para el futuro. El tacto de su superficie, su desgaste, la forma de las palas de la hélice, el color, la fragilidad de los alerones o los sonidos en la plataforma. Por desgracia, mi primer recuerdo es lo vomitivo que me resultó el olor del combustible de aviación que inundaba la cabina. Así de triste. Quien lo iba a decir.

PD: Hoy me he puesto a escribir y me ha pasado lo de siempre. Quiero escribir más. Siempre quiero contar algo más. Y al final lo escrito me parece poco y pobre, a pesar de ocupar varias páginas, y pierdo las ganas de publicarlo. Así que he decidido cambiar de estrategia y colgar fragmentos cortos. Espero así volver a publicar mucho más a menudo.

3 marzo 2013

Anécdotas y algo de hielo

Hoy la plataforma parece desierta. No se cuanto tiempo llevarían aquí. Sin duda más de los trece años que yo los llevo viendo. Los aviones civiles que ocupaban la parte sur de la plataforma de la Base Aérea de Torrejón, se han ido. Ahora todos esperamos poder recuperar "nuestra" plataforma. Creo que ninguna otra unidad del Ejército del Aire tenía sus aviones tan lejos de su edificio de Fuerzas Aéreas. Supongo que para los usuarios de dichos aviones, y para los trabajadores de las empresas que los operan, el asentarse en Barajas será, cuanto menos, incomodo. Pero, sin ser nada personal, nosotros vamos a ganar bastante con el cambio. Hasta la vista, compañeros...

El otro día estaba comenzando a rodar hacia la cabecera 23, cuando un reactor corporativo en despegue, a escasos pies del suelo, impactó con uno de los halcones de la Base. Verlo me pareció sorprendente. El halcón cayó en espiral, muerto, y quedo tendido en mitad de la pista. El reactor, un Gulfstream diría yo, continuó su despegue sin aparentemente haberse dado cuenta de lo sucedido. Juraría que impactó con la punta del plano derecho, y bueno, me parece factible que no se percatasen de lo sucedido. Inmediatamente llamé a la torre y le comuniqué lo sucedido. Primero para que avisasen al avión, y segundo para que retirasen el cuerpo del pobre halcón del medio de la pista. Por circunstancias varias, terminamos estando muchísimo tiempo, casi cuarenta minutos, en el punto de espera de la 23. Esperé ver volver al avión en cualquier momento, pero no volvió. Me sorprendió que tras haberle comunicado dicho impacto, siguiesen con su vuelo, a donde fuese que fuera. Alguien con prisa, debía ir dentro...

Un Gulfstream G650 espera en la plataforma

Otro día de perros despegamos para comprobar la "aerotransportabilidad" de cierto equipo de comunicaciones. La meteo estaba fuera de límites para cumplir con el plan de vuelos inicial, pero si era posible realizar un vuelo más o menos local. Sin radar meteorológico y sin apenas sistemas anti hielo, despegar ya con tres grados en superficie y nubes hasta donde alcanza la vista, no es recomendable. Pero aun así, se podía hacer. Despegamos y volamos por debajo de la capa de nubes hasta que vimos un hueco por el que poder ascender. Debíamos alcanzar y mantener 10.000 pies durante media hora para completar la prueba. Sin meternos en nubes en ningún momento, y siempre volando en visual, solicitamos permiso a control militar para comenzar el ascenso.

Parece una chorrada, pero da gusto volar así. Simplemente decides que hacer y como hacerlo, y lo haces. Mientras trepábamos, más o menos en espiral, evitando rozar con el avión esas preciosas masas algodonosas, no pude dejar de sentirme afortunado por volar como y donde vuelo. La temperatura seguía cayendo. Ocho bajo cero y todavía a 7.000 pies. A los pocos segundos observé como comenzaba a formarse el típico "granizado de limón" entre los limpia parabrisas. Se lo dije a mi segundo, que con su relativa poca experiencia nunca había visto la formación de hielo en el avión. Y seguimos fuera de nubes. Todavía tenía contacto visual con el terreno, a través del agujero por el que estábamos trepando, y no quería perderlo, pues por el debíamos luego descender. A los 8.500 pies comenzamos a cargar hielo en el borde de ataque de los planos. Es curioso lo rápido que se forma. Se lo enseñé a mi segundo para que lo reconociera en el futuro, corté motor, y comenzamos a descender. Había visto la formación de hielo otras veces, hacía ya muchos años, cuando había más pilotos de la vieja escuela en la unidad. Hoy en día ninguno que se precie arriesga lo más mínimo, pero esta vez lo que más me sorprendió fue que el hielo se formo estando totalmente fuera de nubes. Eso nunca lo había visto. Esta claro que la elevada humedad relativa fue suficiente para crearlo, a pesar de que el avión nunca impactó con las masas de humedad visible. Y todavía hay alguno que se sorprende cuando un piloto dice que no sale por que hay riesgo claro de engelamiento. En fin. Que un B-29 de mediados de los cuarenta estaba mejor equipado que nosotros para volar a baja temperatura entre nubes.

El descenso desde ese punto fue sencillamente precioso. Siempre me gusta cortar motor a cero, silenciar el aviso de tren not-down, y reducir las vueltas al mínimo. El silencio es casi total, y la sensación de planeo absoluta. Solo podrías mejorarla abanderando ambos motores (pero esta fuera de toda norma, y por lo tanto de toda discusión), y es que este avión planea muchísimo mejor de lo que, en mi opinión, la inmensa mayoría de pilotos creen. Y mira, de eso, podemos hablar otro día.

Perdimos el escaso hielo que se había formado en menos de un minuto, y la vuelta a base la volvimos a realizar a baja cota, por debajo de la capa de nubes, y sin mayor novedad. Fue un vuelo bonito, e interesante...

6 febrero 2013

Últimas modificaciones

En las últimas semanas he realizado una serie de pequeñas modificaciones en la web. La primera de ellas, he eliminado la página de comentarios y los enlaces que dirigían a ella. Desde el principio nunca me ha gustado su formato. Debía ser una solución temporal, pero se había quedado atascada ya demasiado tiempo. Para empezar, el sistema no permitía el uso de caracteres no anglosajones, con lo que la inmensa mayoría de los comentarios aparecían destrozados. Eliminando la página de raíz, me obligo a buscar o a editar una buena solución al problema, ya que sí quiero tener una buena sección de comentarios en este sitio. Mientras tanto, no dejéis de enviar vuestros comentarios vía correo electrónico.

He implementado fancybox para poder ver los vídeos no embebidos directamente en la web, si necesidad de salir de ella y acudir, por ejemplo, a youtube. Sencillo y elegante, pues no siempre quiero colocar los vídeos en medio del texto. A veces, simplemente me parece que quedan mal, estéticamente hablando. Podéis ver un ejemplo de lo que digo aquí mismo... (Texto editado en agosto de 2014: todas las funciones de FancyBox han sido deshabilitadas en este sitio web).

Leyendo las ultimas publicaciones RSS

También he creado por primera vez un RSS feed. La verdad, es algo que, obviamente, he visto en miles de webs por ahí fuera, pero que nunca he utilizado. Tal vez por ello no vi la necesidad de incluirlo aquí en amazinante.com, pero desde que una vez me pidieron que lo implementara, lo he tenido pendiente. Y aquí está, y como imagino que al igual que yo, mucha gente no sabrá utilizarlo, os comento brevemente en que consiste y como se usa (aunque en la página que he enlazado arriba, viene bastante bien explicado).

En lo que a mi respecta, RSS no es más que otra página de texto con un sencillo código XML. Cada vez que publico algo nuevo en la web, edito ese archivo añadiendo unas lineas en las que básicamente digo que hay algo nuevo en mi web. Hecho esto, la persona que está subscrita a mis publicaciones RSS, recibe el aviso de que hay algo nuevo en amazinante.com. De esta manera, los que estáis interesados en seguir mis publicaciones, no tenéis que pasaros de vez en cuando por aquí para ver si hay algo nuevo. El sistema lo hará por vosotros. ¿Y como os subscribís? En la página principal, vereis el icono de RSS. Click sobre él, y dependiendo del navegador que uséis, click en subscribirse ahora. ¿Y donde y como os avisa vuestro navegador si hay algo nuevo? De nuevo dependerá del navegador; os dejará elegir donde guardar el enlace. Para mi lo más cómodo es guardarlo en una barra de favoritos. También hay programas específicos para seguir y leer RSS, pero la verdad, nunca he utilizado ninguno de ellos. Curiosead, y si teneis alguna duda, no dudéis en preguntar. Por cierto, ya que me ha surgido la duda: subscribir y suscribir, ambas son correctas y estan aceptadas por la RAE...

Y me dejo algo, pero no recuerdo el que... Bueno he vuelto a cambiar un poco la página de inicio, ah y también por insistencia ajena, he colocado un contador de visitas. Nunca me ha interesado demasiado el saber cuanta gente me lee, pues al fin y al cabo, como siempre he dicho, prácticamente escribo para mi, y lo que a mi me gustaría leer, pero mira, no esta mal lo del contador. Esta contando desde el uno de enero de 2013.

3 febrero 2013

Un poco de privacidad

He de reconocer que gracias al, vamos a llamarlo, tema Wikileaks, me he adentrado en el mundo de la criptografía. Algo que tenía pendiente hace años, desde que un amigo me comentara la existencia del sistema de cifrado con clave pública. Me llamó la atención, pero como con tantas cosas, no tuve tiempo para dedicarle.

La seguridad, o mejor dicho, la privacidad en las comunicaciones interpersonales a través de dispositivos electrónicos es uno de los objetivos de los llamados activistas cypherpunk. Estoy convencido de que la inmensa mayoria de las personas que envian correos electronicos, a cualquier nivel, y con cualquier finalidad, no son conscientes de que enviar un e-mail es exactamente lo mismo que enviar una postal. Cuando escribimos una postal, no la metemos en un sobre, por lo tanto, cualquiera puede leerla, desde el cartero que la recoge, hasta el que la entrega, pasando por todos los operarios que la clasifican para que llegue a su destino.

Nunca dejan de sorprenderme las noticias de, en su mayoría políticos, pillados realizando alguna actividad ilegal gracias a un e-mail filtrado. Hoy sin ir más lejos he leido una de ellas relacionada con la pasada tragedia en el Madrid Arena. No es que tenga a los politicos como a humanos muy inteligentes, pero hay cosas que rozan la estupidez. Si haces algo ilegal, no lo escribas en una postal, y luego lo envies... La finalidad de un cypherpunk no es que esta gente oculte mejor sus actividades ilegales. La finalidad es que nosotros, las personas decentes, podamos seguir escribiendo cartas a nuestros amigos y familiares, y las podamos enviar dentro de un sobre. Es más, dentro de un sobre indestructible.

Lo primero que debemos saber es que una comunicación electrónica cifrada necesita la colaboración del emisor y del receptor. No es como enviar una carta dentro de un sobre, donde solo el emisor es el responsable de que la comunicación sea privada. El cifrado asimétrico es la evolución del cifrado con clave única. Un buen simil de este último, del cifrado con clave única, sería seria el siguiente: yo introduzco mi mensaje en una pequeña caja fuerte, la cierro con llave, y te la envio. Nadie por el camino la puede abrir. El sistema parece seguro. El problema es que tu tampoco la puedes abrir hasta que yo te envie la llave, y es en esta segunda parte de la comunicación, en el envio de la llave, donde reside la vulnerabilidad del sistema de cifrado tradicional, o con clave única.

Logo de GNU Privacy Guard en www.gnupg.org

Hoy en día, gracias a la tecnología a la que practicamente todos tenemos acceso, el sistema ha cambiado, haciendolo hasta la fecha, prácticamente invulnerable. Mi simil preferido para explicar el funcionamiento del sistema de cifrado con clave pública, es el siguiente: al igual que en el caso anterior, seguimos teniendo una pequeña caja fuerte donde vamos guardar el mensaje a enviar. Esta vez tu me quieres enviar un correo cifrado, así que antes de hacerlo, yo tranquilamente te envio mi llave pública. Con esta llave tu puedes cerrar la caja fuerte, pero no abrirla. Cuando yo reciba la caja con el mensaje, la abriré con una segunda llave, mi llave privada.

El sistema funciona con dos llaves. Una publica que usa el emisor, y una privada que solo tengo yo, el receptor. Como estamos hablando de software, y las llaves no son algo físico, sino un conjunto de lineas de código, la idea es que todo el mundo tenga acceso a mi clave pública. De esta forma cualquiera que quiera enviarme una carta, en lugar de una postal, podrá hacerlo.

Como veis, y como antes he dicho, para que el sistema funcione, tanto emisor como receptor tienen que poner de su parte, y una vez lo hacen, el sistema a día de hoy es inviolable. Las funciones matemáticas que relacionan la clave privada con la pública asociada son tan sumamente complejas que no se pueden invertir. Con la tecnologia y con los conocimientos actuales, es imposible obtener la clave privada a partir de la pública.

El próximo día intentare explicar de manera sencilla como llevar todo esto a la práctica. Mientras tanto, por si alguien quiere enviarme una carta, dejo aquí la nueva clave pública de amazinante.com.

22 diciembre 2012

Centroamérica...

Hace mucho que me doy cuenta de que cada vez saco menos tiempo para hablar de surf, cuando en su momento, y sin duda alguna, fue el motivo por el que decidí comenzar a escribir... El verano pasado en el norte pasó rápido. Tengo la sensación de no haber surfeado lo suficiente. Nunca es suficiente, así que supongo que la sensación es la normal. Descubrí gente nueva y playas nuevas. Bajé hasta Portugal en más de una ocasión. Buenas olas.

Pasé gran parte de los días peleándome con mi nueva tabla, una retro-fish de cinco pies, muuucho más corta que mi habitual long de nueve. Puff que diferencia por dios. Muy, muy difícil al principio. Te falta tabla por todos los lados, si bien no al remar, pues la retro tiene volumen, si en el take-off. Las olas se pillan con facilidad, pero el salto, el salto me resulto muy complicado durante muchos días. Y es frustrante considerarte un "longboarder" más o menos experimentado y verte como uno novato de nuevo en el agua. No es igual que empezar de cero, pues cosas tan básicas como son el leer el mar, controlar la corriente, saber donde colocarte, que olas remar, de cuales huir, por donde salir y por donde entrar, eso no varía, pero caerte en cada take-off, una y otra vez, ¡es desesperante! Pero cabezota soy, y ahí seguí, erre que erre con la diminuta retro, y sabia que cada día con ella, me estaba perdiendo una sesion de "long" más que buena, pero quería, y quiero, pues todavía no lo he conseguido del todo, dominar la fish.

Una ola en algún lugar de la península de Nicoya

Después, surgió Centroamérica. Una escapadita de quince días a una de las zonas de olas más famosa del nuevo mundo. Espectacular. Al principio pensé que me iba a cansar, pues los días de surf y playa, que no fueron todos, parecían calcados los unos a los otros. Despertar con el sol, desayunar, playa y surf, comer, beber, playa y surf hasta la preciosa puesta de sol en el Pacífico. Después hablar, tal vez leer, y dormir. Y vuelta a empezar. Pero no, al final, ese ritmo no me cansó...

La vida allí es envidiable. Te obliga a plantearte muchas cosas, muchas cosas que ya de por si tengo presentes. Tal vez dejarlo todo, olvidar este supuesto primer mundo y vivir sin más. Allí ves, y hablas, y conoces a gente que lo ha hecho. Unos italianos que lo dejaron todo hace tres años. Una canadiense con su bar y su tabla de surf, hace siete. Un cántabro y unos vascos, hace cinco. Y allí están, viviendo el sueño. Y es que todo es posible. Solo hay que atreverse. Quien sabe...

Las olas de las que disfrute eran de arena. El primer día la costa estaba rota. La espuma era impenetrable. Los locales buscaban los picos de roca, más allá, si surfeables con semejante maretón, pero yo no tuve la oportunidad. Pero los siguientes días, las olas fueron envidiables. Sin ser un experto las veía, como decirlo, versátiles, tal vez. Surfistas con cortas y con tablones, haciendo aéreos y re-entradas, o surfenado la ola al más puro estilo long hasta la maldita orilla. Sin conocer la zona, me decidí por el tablón, pues con él se que no voy a tener ningún problema. Hace tiempo que aprendí a entrar con él en casi cualquier mar, para mi nivel claro. A veces larga espera, de pie, con el agua por la cintura, hasta la entre-serie. Después a remar. Rápido. Por el punto de entrada adecuado, y estás detrás de la rompiente sin haberte comido una ola de frente. Desde allí, a esperar, y a disfrutar. Dios que olones. Take-offs muy ágiles y paredes muy, muy rápidas. Poca gente en el agua y ningún problema. Y siempre, siempre hay una ola, un descenso, que queda grabado en tu memoria. Cierras los ojos y eres capaz de revivirlo, una y otra vez. Con ese me quedó. Quiero hacer esto el resto de mi vida.

12 diciembre 2012

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