Cuadernos de un aviador inquieto

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Permalinks

Hace un par de días descubrí algo y solucioné un problema, y estoy muy orgulloso de ello (como siempre, por simple que parezca). Me disponía a publicar una entrada en la sección de Aviación, y tenía intención de compartirla en varios foros. Es algo que nunca antes había hecho, así que el problema que ello conllevaba, nunca previamente me había preocupado.

permalink

Hasta la fecha yo siempre había publicado las nuevas entradas de Aviación en la dirección www.amazinante.com/aviacion.html, y ahí se quedaban hasta tener esa página cinco relatos. Posteriormente los trasladaba a una página de publicaciones anteriores, numerando estas desde la uno hasta la última, en el momento de escribir esta entrada, la diecisiete, o www.amazinante.com/aviacion17.html. Esto implicaba que si alguien enlazaba alguna de mis publicaciones recientes, con el paso del tiempo ese enlace dejaría de funcionar, ya que la página en la que dicha entrada se encontraba originalmente, habría sido modificada y editada con nuevas publicaciones.

Me veía en la obligación de solucionar este problema antes de compartir el enlace directo a mi nuevo artículo, y lo solucioné muchísimo más rápido de lo que esperaba. Escribí la entrada en una nueva página, /aviacion18.html, teniendo en mente que quería mantener la dirección /aviacion.html como principal de la sección, pues queda mucho más elegante sin número alguno, y además había visto enlaces externos creados por terceras personas a esa dirección. También porque si pinchas desde cualquier página del sitio sobre la palabra Aviación situada en la cabecera, la web redirige ahí, al inicio de la sección; así que lo que hice es añadir la siguiente línea de código

<meta http-equiv="refresh" content="0; url=aviacion18.html">

en /aviacion.html, línea que al ejecutarse redirige automáticamente a la página que yo le diga, en este caso, la dieciocho. De esta manera, los enlaces directos a artículos concretos permanecerán invariables desde el momento de su publicación.

No sé si me he explicado, y ni si quiera sé por qué os cuento todo esto jajaja, pero podéis comprobarlo poniendo el ratón sobre la palabra Aviación situada en la cabecera, viendo que os dirige a /aviacion.html, pero que al hacer clic sobre ella acabáis, a día de hoy, en /aviacion18.html. Y por supuesto, he hecho lo mismo con las secciones de Software y Surf. Y sí, el señor Blogger ya hace todo esto por vosotros, pero a mí me gusta complicarme la vida virtual :)

27 marzo 2013

Los Aviadores del fin de semana

Algo menos de dos décadas han pasado desde que aquel artículo vio la luz, y no deja de sorprenderme su actualidad. Por supuesto, yo no lo leí entonces. Lo debí leer por primera vez en 2003, ya metido irremediablemente en el mundo virtual. Arturo Pérez-Reverte, describía con gran acierto en "Los Napoleones del fin de semana" la pasión de los ya entonces llamados "wargamers". Hoy en día sigue siendo un texto comentado y loado en la red, pues muchos nos seguimos sintiendo perfectamente reflejados en él. El escenario ha cambiado, pero no el espíritu. En muchos casos ahora ya no hay tablero, y ya no hace falta salir de casa. La conexión de banda ancha y un buen ordenador han sustituido a las reuniones tradicionales. Ahora quedamos en el TS para volar y nos mantenemos en contacto gracias a media decena de foros. Incluso el "guasap" es una herramienta útil últimamente.

Simulador IL2 Sturmovik 1946 (mod) - Captura de dos SBD-3 Dauntless realizada por PA_Willy

Cualquier medio de comunicación vale para organizar ese vuelo, para acordar los parámetros de la misión, para ver el estado de tus fuerzas y la situación de tus aviones. Yo vuelo en los años cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial. Al principio solo en el frente ruso, pero ya hace mucho tiempo que en nuestro Escuadrón virtual ampliamos horizontes. Juntos hemos volado y combatido en toda Europa, a lo largo y ancho del Mediterráneo, en el norte de África, y en todas las islas del Pacífico. En la península de Corea y en la de Crimea, en el Báltico y en el Canal, de día y de noche, en fríos inviernos y abrasadores veranos, entre tormentas sin visibilidad y en tardes claras. Hemos visto el cielo más tranquilo convertido en un infierno de llama y metal, hemos visto morir al enemigo y caer al compañero. Hemos realizado vertiginosos picados con nuestros Stukas y espeluznantes ataques a ras del agua con nuestros Kates. Hemos destrozado blindados, trenes y barcos. Hemos hundido ingentes portaaviones y atacado inexpugnables bases aéreas. Hemos pilotado reactores experimentales, hemos roto la barrera del sonido, y hemos roto nuestros aviones intentándolo. Hemos volado en formación, realizado acrobacias y carreras a cincuenta pies del suelo. Hemos bombardeado a nivel desde ocho mil metros, y hemos dado en el blanco. Hemos navegado centenares de kilómetros sobre el mar, a la estima, a tiempo y rumbo, en busca de la flota enemiga, y hemos vuelto a nuestros portaaviones. Hemos destrozado nuestros aviones contra sus cubiertas, nos hemos caído cientos de veces por la borda y hemos enganchado el tercer cable muchísimas más. Hemos respirado el aire salado en alta mar y limpiado el salitre de nuestros Wildcats. Hemos volado junto a Hartmann y Günther Rall, junto a Nishizawa, Richard Bong, David McCampbell y Hans-Ulrich Rudel. Hemos bailado con la muerte en interminables tijeras, llevado al límite de la envolvente a nuestros aviones y gritado desesperados por la radio pidiendo ayuda. Nos han temblado las piernas innumerables veces antes de volar, nos han sudado las manos y hemos despegado aterrados para enfrentarnos a un enemigo superior. Hemos maldecido a los dioses al ver que ellos iban más altos, al ver que nos entraban por las siete. Hemos hecho incursiones por valles y cañones, seguido vías y carreteras, remontado ríos reventado sus presas, y aterrizado en aquella ciudad enemiga para extraer a uno de nuestros espías. Hemos oído el sobrecogedor sonido del metal de nuestros aviones siendo destrozado por los proyectiles enemigos, y visto con pavor como nuestros artilleros abrían fuego cuando ya nos creíamos fuera de peligro. Hemos mantenido formaciones defensivas tan cerradas que nadie fue capaz de romperlas, y reconocido miles de hectáreas de terreno buscando al enemigo.

Simulador IL2 Sturmovik 1946 (mod) - Captura de tres Ju-87 Stuka realizada por PA_Willy

Hemos sobrevivido, y hemos muerto, y hemos bebido cerveza juntos, y visto los aviones que en otra vida volamos en nuestro Museo del Aire. Y no tengo palabras para describir todo lo que siento cada vez vuelo, cada vez que me pongo en la piel de mi piloto virtual. Juro que tengo tantas o más experiencias impagables volando en ese mundo, que en el real (y eso que reales tengo para aburrir). No tiene precio compartir todo ello con mis aviadores virtuales. Sus conocimientos, su habilidad, su dedicación, su empeño, sus ganas y su maldita pasión superan con creces las de muchos conductores de avión que conozco en el mundo real. Y les acabo de llamar aviadores virtuales para ahora poder decir claramente que no lo son: Son Aviadores, y hoy en día no tienen porque dedicarse profesionalmente a pilotar aviones. La mayoría no lo hacen. Muchos son todavía estudiantes, otros son panaderos, programadores, contables, cartógrafos, paracaidistas, conductores, ingenieros, repartidores o taxistas. Aviadores. Los conozco expertos en casi cualquier materia relacionada con la aviación que puedas imaginar: control, tráfico aéreo, navegación, ultraligeros, visual, instrumental, cartas y publicaciones, frecuencias, motores, hélices, modelos, radiocontrol, helicopteros, historia, calibres, ametralladoras y cañones, bombas, torpedos, compresores, miras de bombardeo, portaaviones, radios, marcas, cifras de producción, escuadrillas, ases, pilotos, aeródromos y misiones. Se que muchos de ellos podrían sacarle los colores a más de un profesional de la aviación hoy en día, pero también me atrevo a decir que no lo harían por el profundo respeto y admiración que sentirían por él, aun sin este merecérselo. Y es que la vida parece no ser siempre justa, y muchas veces da alas a quien no lo sabe apreciar, y aunque se que mi opinión les resulta difícil de creer (pues tengo la inmensa suerte de dedicarme a esto profesionalmente) afirmo, y creo que en el futuro seguiré afirmando, que los mejores momentos aeronáuticos de mi vida los he compartido con ellos y no con mis compañeros de trabajo.

A lo largo de aquella jornada de puertas abiertas, tuve la suerte de comprobar y confirmar algo sobre lo que mucho se ha discutido. Metimos a dos de estos Aviadores en el simulador del B415 y les explicamos la cabina y los procedimientos básicos para arrancar, rodar y despegar el avión. Tras un par de tráficos visuales con sus respectivas tomas y despegues, estaba claro que aquello lo tenían controlado, así que poco a poco les enseñamos a resolver algunas emergencias: Fallo de motor en vuelo, aterrizajes con un solo motor, fuego de motor en el despegue, fallo de motor en la carga de agua, etc, básicamente lo que nosotros entrenamos cada semana. Sabía de antemano que ellos -a pesar de ser dos personas que jamás se habían sentado a los mandos de un avión real, que solo habían, como muchos dicen, jugado al ordenador- sabía que no iban a tener ningún problema a la hora de despegar, controlar y aterrizar el hidro, pero juro que quedé absolutamente sorprendido por su habilidad, precisión y capacidad de trabajo en equipo dentro de la cabina, a la hora de resolver situaciones de emergencia complejas en un avión real que habían pisado por primera vez hacía menos tres horas. Eran sin duda alguna, Aviadores.

Los simuladores de vuelo con los que podemos volar hoy en casa, no son juegos de ordenador, son simuladores, y su nivel, calidad, fidelidad y realismo es tal, que unido a una comunidad humana inmejorable en la red, permite a todo aerotrastornado convertirse en un Aviador cada fin de semana. Así que esta publicación, va por ellos. Va por nosotros.

25 marzo 2013

Cena, cervezas y concierto

Luego me gusta, pero inicialmente, no mola nada. Frío y sueño. Siempre frío y sueño por la mañana. Fin de semana. Y no quiero madrugar también. Todavía es de noche, y no tengo hambre, pero tengo que comer algo. Me hará falta. Y creo que no me dejo nada, así que bajo al coche, y arranco. Un whatsapp para confirmar. Casi nadie en la calle. Normal. Conduzco hasta la playa, y la recorro hacia el norte. Demasiado viento, joder. El mar quiere, pero no puede. Seguiré hasta la bahía. Y allí brutal. Pero de nuevo demasiado viento. Y al final estoy solo, y acaba de salir el sol, y sigue haciendo frío. Se que hoy no toca, así que retirada a tiempo, que siempre es una victoria. Esa noche, cena, concierto y cervezas, pero pocas.

El despertador vuelve a sonar demasiado pronto, y vuelta a empezar. Hoy si va a cuadrar. Las calles de nuevo vacías, y llego a la playa. Jorge llega a los cinco minutos. Vamos a entrar. Neopreno y cera. Y frío. Y al agua. Cristal. Limpio y ordenado, y nadie más en la playa. Podría estar más grande, joder. Esto ha perdido. Pero esperamos. Mientras aguantemos el frío, estamos mejor aquí, flotando, que fuera, caminando. Empieza a crecer. Joder. No nos lo terminamos de creer, pues hemos estado a punto de salir. Pero nuestra paciencia se ve recompensada. Tamaño aceptable, cristal, limpio y ordenado, y solo somos dos en el agua. Solo dos en el agua. Me bastó decir eso para que en media hora fuésemos quince. Pero no pasa nada. Salí por frío, no por cansancio, y mira que me jode. Febrero. Pero como siempre, valió la pena. Y ya vuelvo a necesitar algo de agua salada.

18 marzo 2013

Conjunto de caracteres

En las últimas semanas he aprendido varias cosas, y las he implementado en esta web. La principal, y aunque parezca una chorrada, es que con BlueFish (el editor que he usado desde el principio) he aprendido a modificar sectores concretos en múltiples archivos simultaneamente. Algo tan sencillo como eso me permite modificar las, digamos treinta paginas de las que por ahora consta este sitio web, con una sola operación. Antes, tenía que hacerlo una por una, y bueno, solo eran treinta, pero estaba seguro de que tenía que haber otra manera de hacerlo. Esto me ha permitido hacer algo que tenía pendiente hace tiempo: cambiar el conjunto de caracteres del sitio, y por lo tanto su codificación. He pasado de usar el conjunto Windows-1252 al más ampliamente utilizado estándar UTF-8. Primero, porque no me gustaba usar un estándar de Windows, y segundo, simplemente por ser más purista. Lo malo de codificar en UTF-8 es que todos los caracteres no anglosajones, como las tildes, las eñes, las diéresis o los signos de interrogación iniciales, no pueden ser escritos tal cual, y deben ser sustituidos por un código equivalente, como el siguiente -&ccedil;- para la ç. Ahora veis la importancia de mi primer descubrimiento, pues imaginad tener que cambiar a mano todas las letras con tilde de las miles de líneas de texto que he escrito en los últimos años. Inviable. Sin embargo, ahora ya está hecho, y por ello soy mucho más feliz :)

La siguiente modificación es que he vuelto a incluir un sistema de comentarios. Realmente es el mismo código que antes usaba, pero mejor estudiado, y creo que mejor presentado, y gracias a codificar en UTF-8, ahora ya no presenta los problemas que antes tenía con las tildes y las eñes, así que, perfecto. También he modificado la página de contacto, ahora llamada "información", he añadido mi cuenta de Twitter y mi cuenta de Vimeo, donde básicamente podéis ver los vídeos que me gustan. Y creo que ya está. Alguna que otra modificación en el código, que afecta a la presentación, pero el resultado es casi imperceptible (y eso es lo bueno de ello). ¡Hasta la próxima!

10 marzo 2013

The Aviators

Envidia es la palabra que viene a mi mente cada vez que veo como es tratado el mundo de la aviación en Estados Unidos. A pesar de que allí en los últimos años la aviación general esta sufriendo algún que otro recorte y a pesar de que, al parecer, se están cerrando o se quieren cerrar demasiados de los pequeños aeródromos de los que dispone el país, el ambiente aeronáutico que se respira es sencillamente inconcebible aquí en España. La aviación general, base fundamental de la aviación comercial, y en muchos casos, de la militar, es allí respetada y fomentada de una manera envidiable. Un simple ejemplo de ello es la serie documental The Aviators, donde se nos transporta hasta los más recónditos rincones de la aviación en Estados Unidos. Envidiable. No me canso de decirlo. En cuanto a aviación se refiere, los aerotrastornados nos hemos equivocado de país. Aquí no hay nada que hacer. Todo son problemas, trabas y tasas a pagar a nuestra poco querida Aviación Civil. Ridículo. Eso si, luego grandes aeropuertos infrautilizados y totalmente deficientes económicamente hablando, tenemos de sobra. Un país con la superficie de España podría tener una red útil y próspera de pequeños aeródromos regionales, pero ¿para que?, ¿verdad? En fin, lo dicho, que cada vez tengo más claro que el futuro y el presente de la aviación que a mi me interesa, no se encuentra en esta península.

7 marzo 2013

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